Nota del Editor

En este Blog encontrarás cada mes un nuevo cuento corto de Fútbol. Es nuestro propósito que puedas votar al final del mismo y realizar tu comentario. Te damos asi la bienvenida al espacio donde tu imaginación toma sentido.

LEYENDAS DE POTRERO

jueves, 17 de septiembre de 2009

EL DIA QUE EL JUEZ ENTRO EN JAQUE

Por Marcelo Ricci


Cada cuatro años se disputa un Campeonato Mundial de Fútbol, denominado el evento deportivo de mayor trascendencia, seguido por millones de espectadores en el mundo.

Es muy común que al país organizador le aterricen diferentes culturas, y que en mayor grado que los demás países, se paren la mayoría de sus actividades que no tengan que ver con el entorno mundialista para ayornarse al trajín turístico futbolero.

Corría el año 1982, y el lugar designado por la F.I.F.A (Federación Internacional de Fútbol Asociado) es España, este moderno país europeo avalado por su infraestructura y medios que facilitan un acceso rápido y eficaz a la hora de poner en marcha este mercado económico para nada despreciable.

Mientras que en ese verano español del 82’, todas las miradas estaban puestas en el viejo continente, Michael Jackson edita el álbum “Thriller”, su mayor éxito. Sofía Loren va a la cárcel por evadir impuestos. Gabriel García Márquez recibe el Nobel de Literatura. Las Madres de Plaza de Mayo siguen reclamando por sus familiares desaparecidos y en la Guerra de Malvinas mueren 712 soldados argentinos. No todos los destellos del Mundial apagan los flashes del resto del mundo.

Sin embargo, haría su única presentación en un Mundial el seleccionado de Kuwait, que estuvo signada por un hecho insólito, la verdad de no creer, pero que es verídico. Este país que parece haber llegado a la máxima competición por ser el que más puntos sacó en extracción de petróleo que meritos en una cancha, va a dejar su impronta en la historia.


El Estado de Kuwait, es una pequeña monarquía en la costa del Golfo Pérsico. Limita con Iraq al Norte y con Arabia Saudita al Sur. Es una economía pequeña, rica y relativamente abierta, con reservas de crudo seguras de 94 mil millones de barriles. Con el 10% de las reservas mundiales.

El petróleo representa casi la mitad del PIB, 90% de las exportaciones y 75% de los ingresos del gobierno.

Ese Mundial estaba compuesto por 24 equipos divididos en 6 grupos de 4. El selectivo de Kuwait integraba el grupo 4 junto a Francia, Inglaterra y Checoslovaquia.



Si bien el equipo de Oriente terminó en el puesto 21° al finalizar el Torneo, en la primera ronda tuvo una performance nada despreciable al ser debutante en un evento de tamaña envergadura. Fue así que empató 1 a 1 con Checoslovaquia, perdió 1 a 0 contra Inglaterra y 4 a 1 contra Francia.


Es este último partido jugado el 21 de Junio ante 25.000 espectadores fue donde sucedió lo anecdotario: Francia ganaba cómodo 3 a 1 (con un gol del Genial jugador Francés Michel Platini), cuando a los 35 minutos del segundo tiempo el francés Giresse anota el cuarto aprovechando la quietud de los defensores petroleros. Los jugadores de Kuwait rodean al Juez Soviético Miroslav Stupar y le piden que anulen el gol porque durante la jugada se escuchó un silbato.


En ese momento se encontraba en la tribuna el Jeque Al – Sabah, una especie de Presidente para la monarquía de Kuwait, que estaba asteada de sentir bombas devenidas del turbulento Golfo Pérsico.

La cuestión es que el Jeque, acostumbrado a que sus palabras sean órdenes, baja a la cancha para hablar con el árbitro y pedirle la anulación del gol, pedido que no tuvo nunca un registro en la historia del fútbol.


El hombre del turbante amenaza incluso hasta retirar al equipo del torneo y denuncia a la F.I.F.A de “mafiosa”, como si nunca habría intercambiado “petrodólares” con algún socio estratégico como lo es la Federación de Fútbol.


Después de 10 minutos de parado el partido, de entrar en discusiones y de haber testeado sugerencias, el árbitro soviético decide anular el gol.



De todas formas el partido finalizó 4 a 1 en favor de Francia y el referí fue sancionado al terminar el Mundial. Jaque Mate Pastor!!!








jueves, 6 de agosto de 2009

MALVINAS: Y ESTO NO ES PURO CUENTO

Por Marcelo Ricci

(Tiempo estimado de lectura: 10 minutos)

No fue una paradoja, sino apenas el signo de un tiempo de oscuridad y mentiras que se transfirieron en la esfera de la sociedad argentina y que provocaron una efervescencia con aire de triunfalismo.

El deporte, y el futbol más que nada, fue concebido por los dictadores militares como instrumento de promoción para fomentar el sentido de “unión nacional”, un concepto extirpado del preámbulo de la misma constitución, que incesantemente se permitieron pisotear con sus botas castrenses.

Los réditos políticos alcanzados durante el mundial del 78’, habilitaban el nuevo intento. Solo era cuestión de repetir la misma fórmula, como si nada hubiera cambiado en el transcurso de los últimos años.


ERNESTO: Querida mama: te cuento que estoy preparándome en el cuartel militar de Mar del Plata. Nos están apurando para que aprendamos las instrucciones básicas, porque nos cuentan que está en pie una batalla por unas Islas, y que seguramente tendremos que ir, pero no te preocupes, deciles a todos que estoy bien, que nos comentan desde arriba que no se va a llegar a ningún conflicto bélico, sino que desde Estados Unidos van a mediar y todo se va a resolver. Dicen por ahí, que de complicarse el panorama, hasta el PAPA puede mediar. Te cuento que ayer fuimos a visitar a los jugadores de la selección de futbol, están acá a 10 Km. Hoy venían oficiales de alto rango de la fuerza, no dijeron quienes. Te quiero vieja, saludos a papa y a los chicos, prometo escribirte más seguido. Ernesto


En febrero de 1982 un helicóptero llego a la Villa Marista de Mar del Plata, donde la selección se preparaba para el mundial de España. Del helicóptero bajo Leopoldo Fortunato Galtieri, General y Presidente de facto. Lo abrazo a Cesar Luis Menotti, el técnico que pensaba diferente que los militares, pero que para los generales era una foto importante.


Galtieri venía de ocupar el lugar de Jorge Rafael Videla en aquella foto. Menotti era el mismo. En el equipo seguían los héroes del 78’: Kempes, Pasarella, Filliol, Tarantini, Bertoni, Olguín, Ardiles y Gallego. Pero había más, la nueva esperanza argentina: ¡Maradona!, que ya había brillado en el 79’ en el Mundial Juvenil de Japón, y que ahora iba a jugar su primer mundial de mayores.


Pero en los últimos cuatro años las cosas habían cambiado un poco, y para la sociedad argentina también había más…; había más desaparecidos, había más plata dulce, mas fabricas cerradas, mas pobreza y muchas menos ilusiones.


MADRE: Hijito mío: Gracias a Dios pude leer tu carta, lamentablemente ya se hizo costumbre recibirlas un mes después. Te cuento que hoy es 31 de marzo. Ayer cientos de trabajadores y activistas sindicalistas fueron apresados, y miles lograron escapar bajo una lluvia de bastonazos y un cielo cubierto por los gases lacrimógenos lanzados durante una movilización gremial en Plaza de Mayo.
No sé que se cuenta por allí, pero el panorama acá es bastante perturbador. Son muchas ya las manifestaciones contra el gobierno que parece no darle una solución a nada. De esa batalla que hablas, no te hagas problema, no habrá ninguna, acá están todos muy entusiasmados con el mundial y por lo que se cuenta, vamos a repetir, y saldremos campeones nuevamente. Te mando un beso hijo, espero que esta carta te llegue pronto. Te manda saludos toda la familia, tu padre dice no querer escribirte, y si bien no emite palabras, se nota en su mirada que la procesión va por dentro. Besos, tu mama.


Continuaron las reiteradas manifestaciones populares, los militares parecieron advertir la inestabilidad que a su gobierno le creaba el descontento general, pero para entonces ya se había puesto en marcha el operativo de recuperación de las Islas Malvinas. Otro intento a fin de lograr el consenso de la gente, que se demostraba cada vez mas disgustada por la situación dominante, de injusticia y desigualdad.



El 2 de abril se ocuparon militarmente las Islas Malvinas. La Plaza de Mayo se volvió a llenar, pero esta vez el clima fue de fiesta y triunfalismo. El discurso estuvo a cargo del entonces presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri, mas tarde tildado de “viejo borracho”:

"Hemos recuperado, salvarguandando el honor nacional, sin rencores, pero con la firmeza que las circunstancias exigen, las Islas Australes que integran por legitimo derecho el Patrimonio Nacional"



MADRE: Querido Ernesto: Desde la última carta que te escribí no tengo noticias tuyas. Escribime cuanto antes, por favor, se que estas en las Islas, cosa que nunca hubiera imaginado. Pero sé que estas bien y que son muchas las posibilidades de que pronto estés en casa, porque dicen que la guerra ya está ganada. Te cuento que en el pueblo hay un gran dolor, Martita perdió a su hijo, Cachito, ¿te acordas?, el que era muy tímido y callado. Sucedió el pasado 2 de Mayo cuando un submarino ingles hundió el Crucero General Belgrano. Perdóname por la mala noticia, pero empiezo a tener un dolor en el pecho al saber que no respondes. Solo me tranquiliza el hecho de saber que estamos ganando…


El horror no tardo en exhibir su peor cara; más de 300 argentinos quedaron en el fondo del mar junto al Crucero General Belgrano. La guerra estaba demasiado lejos de los días calientes de Alicante, en tierras españolas, donde Menotti y los suyos aguardaban el debut mundialista. Y lejos se encontraba también de Buenos Aires, donde se recibían las noticias como si fuesen ajenas. Colectas por televisión, restricciones en las iluminaciones públicas y comerciales con “slogans” que vendían triunfalismo, eran las tibias expresiones del conflicto.


Las cosas iban de mal en peor, pero a nosotros nos decían desde el gobierno que todo marchaba
sobre rieles. Muchos le creían o quizás preferían creerles. Pero las cosas no estaban del todo bien. El PAPA Juan Pablo II llego a Buenos Aires el 11 de junio, y permaneció 32 horas, con sutileza y despejando dudas, pidió resignación ante lo inevitable.


QUERIDA MAMA: Recibí las dos cartas juntas, las acabo de leer, ahora que termino el conflicto me las entregaron. Fue un mes muy duro, pase mucho frio y conocí el hambre de verdad. No te puedo negar que tuve mucho miedo, lo que viví no se lo deseo a nadie…pero ya esta! Se dice que a nuestro regreso el pueblo nos va a recibir como a héroes! Imagino que papa estará muy contento. Ahora solo pienso en descansar y disfrutar, después conseguir un buen trabajo y casarme con Andrea. No veo la hora de verlos a todos, los valoro más que nunca. Ernesto


Los hechos se sucedían confusamente. El 13 de junio la selección perdió con Bélgica en su debut, el 14 de junio se rindió Puerto Argentino. Más tarde, cayo Galtieri, la selección paso a segunda ronda, el 1 de julio asumió como nuevo mandatario Reynaldo Bignone, -otro General del ejército y último Presidente de facto, y el 2 de julio Brasil –nada menos-, le dio la estocada a nuestra selección y nos despedimos del mundial.

El terrible puntapié que Maradona le aplico a un jugador brasileño –mezcla de impotencia y de dolor-, aparentaba ser figura de las sensaciones que tuvieron nuestros soldados en su “regreso sin gloria”. El gobierno les cerró las puertas de la Casa Rosada y el pueblo –de memoria frágil- olvido recibirlos. Solo algunos familiares se compadecieron por el dolor que estos sentían. Otro signo nefasto de una época de penumbras y mentiras.


Pero había revancha. En lo político y social, se respiraban nuevos aires de democracia y la esperanza de la gente del “Nunca más”, se hacía sentir en los masivos pedidos de justicia y memoria. En el ámbito futbolístico, había que esperar cuatro años para salir campeones del mundo en tierras mexicanas, y dejar, con dos genialidades del “Diego” a Inglaterra en el camino, y cuatro años más tarde, con otro singular pase al Cani para eliminar a Brasil en Italia 90’. Pero esa será otra historia que también tendrá su espacio.

domingo, 19 de julio de 2009

SUEÑOS PLAYEROS


Por Marcelo Ricci


(Tiempo estimado de lectura 5 minutos)


Es diciembre, terminan las clases y como todo pibe de barrio que vive a cuadras de la playa, Gustavito olvida los libros arriba de un polvoriento placar y emprende lo que será el verano en su pueblo. Con 12 años, pasara su tres meses de vacaciones entre la venta de diarios a puro pedal de bici y a gritos de las primicias graficas por las calles balnearias, a peleas con sus hermanos y demás canillitas por haberse traspasado los límites de cuadras establecidos en ese pacto que, los canillitas fundan para repartir diarios en busca del señor que te compra las revistas más caras, y los berrinches de la vieja para que no se gaste las chirolas que ganaba a la mañana en los videojuegos de la noche.

En definitiva, este humilde pibe de barrio tenía que ocupar el día para ganarse unos pesos y para “hacerse hombre en la calle”, como decía su padre. Ahora cuando Gustavo terminaba el reparto correspondiente y contento con la recaudación, iba a su casa a picar al mediodía y a las 3 de la tarde se rajaba para la bajada 26, la playa de su calle, donde sin un arreglo previo, sabía que se encontraría con sus amigos. Era un pacto silencioso premeditado. Cuando se agotaba el sol se iban para juntarse de nuevo al otro día detrás de los médanos.

Una tarde de enero, esos días de calor donde el sol raja la tierra y los pajaritos caen muertos del sofocón, donde quedan todas las reposeras vacías en busca del agua fresca y salada y los guardavidas atentos al pie del cañón por algún bañista imprudente, hacia su estampa en la caliente arena, la bandita de la 26, ese rejunte de sabuesos con hambre de gloria que venían jugando hace dos años en la categoría juvenil del Deportivo Toninense, con la frente alta y la mirada desafiante, en busca del algunos porteñitos que estén dispuestos a probar lo rustico y lirico de sus talentos con la pelota, dispuestos a marcar su territorio local.

Ahora bien, antes de establecer con cuatro bollos de sus remeras los dos arcos de la improvisada cancha, que a priori, nunca tenía un lugar fijo ni diámetro definido, como así tampoco un número de integrantes establecidos, tenían que batallar de antemano con las mirada amenazante de los turistas, el lente del binocular del musculoso bañero y la reprobación de los jugadores de vóley, que dicho sea de paso, ellos si tenían su cancha y la red enmarcada. Ah, ninguno de esos que le pegaban cachetazos a la pelota eran locales, ningún toninense puede estar los tres meses de verano con el cuerpo blanco sin una pisca de bronceado, jugando con lentes de sol y bermudas de marca de moda.

Lo habían charlado con un tano, de esos tipos que vinieron a los 10 años refugiados de la hambrienta guerra y que luego de 60 años en el país seguían manteniendo el mismo acento, este les había dicho que tenían que presentar una carta ante el Concejo Deliberante Municipal pidiéndole una adjudicación para una cancha fija de futbol playa. La imaginación da para pensar que al tano Vicente lo expulsaron del país europeo por anarquista, si no fuera que se vino tan chico de la “bella Italia”. Los chicos se habían embalado con esta idea, pero si se escuchaba que los churreros, los vendedores de pirulines, de manzanitas y los tediosos heladeros no podían conseguir ningún favor especial, menos unos insignificantes entusiastas de futbol.

Este combinado se puso a pelotear, esperando que salte un “hay equipo” entre las sombrillas y equipos de mates. Por ahí aparecieron un rejunte de siete chicos capitalinos, diciendo que jugaban en las inferiores de Vélez, actitud que dispuso a la bandita de la 26 a ponerlos aprueba.
Entre caños, gambetas, pie fuerte y barridas, se enmarcaba la figura de Gustavito, ese que fortificaba y mantenía sus piernas a base de pedaleadas por las calles de Las Toninas.

Este habilidoso numero 8, jugaba mas para la tribuna que para sus compañeros. Muchas veces se desconectaba del picado para buscar una mirada aprobadora de alguna linda chica o veraneantes curiosos.
Entre uno de esos relampagueos fugaces, Gustavito, el clon del paraguayo Acuña, (ese metedor inalcanzable que se destaco en Boca Juniors e Independiente de Avellaneda en la segunda mitad de la década de los 90), más parecido por sus similares físicos que por su talento, observa a un ávido lector del diario deportivo Ole, que mira por arriba de este el juego en cuestión, cubriéndose la cara del sol con una gorra que lleva el escudo de Estudiantes de la Plata. En ese momento Gustavito se percata que este señor también tiene un short y remera con la marca que esponsorea a dicha institución.

Es ahí, cuando la competencia contra los porteñitos de las inferiores de Vélez pasa a un segundo plano, y empieza interiormente a querer destacarse más que todos los jugadores, porque paso por su mente que este hombre era un “cazatalentos” del club pincha. Es así como empieza a poner lo mejor, mientras que se imaginaba calzándose los botines para ingresar al estadio platense con la casaca número 8 en la espalda. Quizás sería un escape al estudio, al reparto de diarios por monedas y para darle a su familia un bienestar mejor.

Permanentemente Gustavito mira como este representante atiende el partido y cada movimiento de los jugadores, a la vez que desvía la mirada de su diario para mirar al bañero y se da el tiempo para hacer una llamada por teléfono desde su celular. El chico con sueños grandes piensa que está llamando a directivos. Se teje así la esperanza de ser parte de un plantel de los equipos más grandes y populares de Argentina.

El “torito” Acuña tira un sombrero, la agarra de aire y revienta el arco del travesaño imaginario y le pega al termo de la señora que se ubicaba a pocos metros del picado. Lo mira al fulano representante buscando un gesto de aprobación, este cierra el diario, acomoda su teléfono y enfila hacia el mangrullo del bañero.

Gustavito cree que su momento llego, que está a punto de ser llevado a prueba al club de La Plata, pero el hombre, enojado, le pide al cuidador de bañistas que le diga a los chicos que dejen de jugar al futbol, porque además de romperle el termo a la señora, no lo dejan ver como sus nietos juegan en el agua. Se esfuma así, y solo por esa tarde, el fulbito y el sueño de Gustavito.